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Con la implantación de un modelo de gestión del riesgo según las directrices de la Norma ISO 31000:2018 se consigue obtener una mejor identificación de amenazas y oportunidades, llevar a cabo una mejor toma de decisiones, aumentar la probabilidad de alcanzar los objetivos planteados, mejorar la confianza de los grupos de interés, y conseguir una mayor tranquilidad por parte de la alta dirección y los órganos de supervisión

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