Por: Manuel Fernández, Presidente Ejecutivo Cámara de Comercio de Barranquilla
La reflexión sobre el ordenamiento territorial debe ser continua y nos exige un enfoque que vaya más allá de los requisitos normativos, se adapte a modelos metropolitanos y asegure una planificación integral y actualizada. Para el desarrollo sostenible de territorios en crecimiento resulta fundamental adoptar una perspectiva de largo plazo que, al mismo tiempo, promueva el crecimiento de viviendas, fomente el desarrollo económico y mitigue el impacto en el medio ambiente.
Una discusión constructiva y participativa es necesaria ante esta pregunta: ¿cuál será el efecto del crecimiento poblacional en la zona de conurbación de Puerto Colombia y Barranquilla sobre nuestra calidad de vida y el desarrollo presente y futuro? La proyección de la construcción de más de 16.000 viviendas en Puerto Colombia, en zonas cercanas al área de protección ambiental de la Ciénaga y sus áreas de influencia, donde podrían residir más de 40.000 personas en un municipio que actualmente cuenta con 54.000 habitantes, es motivo de una necesaria reflexión.
Duplicar la población de esta zona requiere una planificación adecuada y una eficaz ejecución. Temas como mejorar la infraestructura de transporte, fortalecer las capacidades de la Policía y establecer zonas de transición adecuadas con la industria son algunos de los asuntos que requieren un análisis profundo.
Es importante reflexionar sobre la proyección del desarrollo de vivienda en áreas adyacentes a usos industriales de gran impacto. Se requieren estudios meticulosos, debido a las diversas situaciones de riesgo involucradas.
Pero además, es necesario que nuestro ordenamiento fomente el crecimiento de la actividad económica y la atracción de empresas, basada en una planificación organizada y confiable, como elemento esencial para nuestro desarrollo. Por consiguiente, lo que se debate hoy no solo será relevante para la próspera actividad industrial en la zona, sino que también enviará un mensaje a las empresas que consideren nuestro territorio para localizarse.
No hay duda de que la urbanización y la construcción de viviendas son también elementos clave que impulsan el crecimiento económico local. El desafío radica en una adecuada planeación y seguimiento que permita mantener un equilibrio saludable, en línea con la capacidad de gestión pública local y los recursos fiscales disponibles, para hacer frente a las nuevas dinámicas que surgen con la expansión de nuestras ciudades. El debate está abierto. Y es fundamental que participen los habitantes de la zona, los sectores económicos y que cuente con el liderazgo de nuestras instituciones públicas.
